enero 01, 2011

Crónica de un lazo roto

Todos los días de Año Nuevo, mi familia se congrega en casa de mi bisabuela y éste año no fue la excepción, solo que desde meses atrás se vino suscitando una fractura grave que está como para telenovela; despojo de propiedades, orgullos altos como una torre pero sobre todo, una familia dividida y resquebrajada.
Les contaré a grandes rasgos lo que ocurre.
Una hija de mi bisabuela en alianza con su hija (es decir, hija y nieta de mi bisabuela, respectivamente) la hicieron firmar cuando estuvo enferma en cama una carta en la que en vida le cedía a su hija todas sus propiedades, sin contar, obviamente con el resto de sus hermanos, osea los demás hijos. Todo lo hizo a espaldas de todos y como suele decirse, "por debajo del agua".
Y como no hay mentira que dure mil años, salió a la luz el fraude hecho por la hija y manipulado por la nieta y las reacciones del resto de la familia no se hicieron esperar, al sentirse estafados, defraudados y decepcionados por la hermana mayor, ya que nunca nadie la creyó capaz de jugarle algo así a su propia madre.
Pero éste par de mujeres ambiciosas tienen un orgullo tan grande y un corazón tan envenenado que en lugar de pedir perdón y tratar de enmendar su error, optaron por hacerse las agraviadas y aplicarle la ley del hielo a toda la familia.
En la casa de mi bisabuela viven ella, su hija mayor (la del fraude), la nieta manipuladora junto con sus dos críos, una de las hijas menores de mi bisabuela con sus esposo y sus dos chavales, que siempre han cuidado de mi bisabuela y se han hecho cargo de ella.
Y a pesar de vivir todos ellos bajo el mismo techo, las "malas" (o las Grinch, su nombre clave) viven riñendo e insultando a la familia que vive con ellas, qeu siempre han buscado que las cosas estén bien, (ya que las discusiones entre ellos no son nuevas) porque a final de cuentas son una familia y una familia se apoya en las buenas y en las malas, pero no. Ellas no lo ven así. Su soberbia es más grande y no las deja vivir más que enfermas, solas e infelices.
Curiosamente, las Grinch pasan la mayor parte de su tiempo metidas en la Iglesia, haciendo oración, ayunando y leyendo la Biblia y esas cosas, lo que me hace preguntarme, ¿cómo es que siendo tan cercanas a Dios puedan guardar tantos resentimientos a su familia? ¿No dice uno de los mandamientos, Amarás a tu prójimo como a tí mismo? ¿A caso no vino Jesús a la tierra a predicar amor y unidad?
Ésto me hace llegar a la conclusión que he tenido siempre.
Las religiones apestan porque todas se han creado un Dios a su manera y que no siempre la gente hace lo que predica.
Es por eso que me considero abiertamente Deísta.
Solo espero que las cosas pinten mejor éste año.
Muchísimas gracias por sus comentarios. Os amo(:






2 comentarios:

  1. yo creo en dios..como lo creo yo..no como la religion me lo impone, odio a los curas y a las monjas!! odio a la iglesia...bueno me dio sueño pero basicamente esa es mi opinion..jeje un besote linda!!!

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  2. Santiago de Colombia20 de julio de 2011, 19:00

    No sé, linda, en la vida siempre existirán personas así, muchas veces nosotros mismos somos así a veces. Pero ten en cuenta esto: la maldad es tan importante como la benevolencia, porque sin tristeza no apreciaríamos la felicidad. Un beso.

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