El niño tiene hambre.

Hace ya bastante tiempo, en un lugar que no recuerdo con exactitud dónde se ubica

existió un pequeño niño que era huérfano

no tenía hogar, ni familia ni nada, estaba completamente solo en el mundo

y un día, no sabemos si fue bueno o malo, caminó y caminó por un bosque, en búsqueda de algo que le pudiera servir de alimento, encontró sobre una roca un vaso de agua

y como la caminata hasta ahí le había causado sed, lo bebió de golpe

sin pensar en lo que acababa de hacer sintió un extraño movimiento en el estómago al momento de que fué presa de un acceso de tos

tosió y tosió tan fuerte, expulsando por su boca una mota de luz blanca

que quedó suspendida en el aire

consternado, la contempló durante unos minutos y repentinamente la esfera luminosa estalló en un cúmulo de polvo estelar

cuando la nube se disipó, quedó en sus narices una personita como de unos 10 centímetros, alada que le llamó por su nombre

era un hada, que había sido enviada para concederle un solo deseo y le dió siete minutos para pensarlo

la mente del niño se hallaba abrumada por la presión del tiempo, en ese momento lo que más tenía era hambre, pero también una oportunidad de hacer algo grandioso

cualquier persona habría deseado fama, fortuna, éxito o cualquier banalidad, pero el infante por fin se decidió

su deseo unánime fue la felicidad

el hada no comprendió si el pequeño se refería a su felicidad o a qué otra cosa

y éste, con su pueril inocencia le pidió que concediera a todas las personas buenas y malas del mundo, lo que más anhelaban para ser felices

conmovida por tal muestra de caridad del niño, decidió darle un deseo más, gracias a su generosidad

pidió también su propia felicidad

después de un rato de interrogantes acerca de dónde estaría su felicidad, rompió en llanto, diciéndole al hada que lo único que necesitaba era alguien que se preocupara por el, que necesitaba unos brazos abiertos siempre para el

el mágico ser le indicó al niño que la siguiera

mientras ésta se alzaba en vuelo hacia el sol

el pequeño, al percatarse de que no poseía la habilidad de volar, le pidió que lo llevara a lo que el hada le dijo que cómo era posible que dijera que no podía hacerlo si ni siquiera lo había intentado aún

creyendo en ella, el niño alzó sus brazos y milagrosamente se elevó por los aires, persiguiendo a quién le concedería su deseo

llegaron hasta el sol, donde había una mujer esperándolos

el niño la observó de hito en hito, sintiendo una familiaridad hacia ella

¡MAMÁ! gritó entusiasmado, mientras corría hacia sus brazos abiertos de par en par para el

al momento de sentir su cálido abrazo, sus ojos se cerraron y sintió un golpe seco en la cabeza

al abrir los ojos, vio que se encontraba tirado de espaldas en el bosque, mirando al cielo y que frente a el no había ninguna roca, ni vaso de agua ni hada.

FIN.

Un cuento que improvisé en 3 minutos para alguien, toda una proeza.

Sí, yo lo escribí. Lo aclaro porque después dicen que me los plagio y pues no está chido que ladren eso.