Se me entumieron las piernas.

Hacer las compras con mi madre y mi abuela siempre es una lata.
Y hoy, aprovechando las rebajas del Buen Fin® se decidieron por irse a enfrascar a una zapatería en el downtown que estaba hasta la mierda de gente y bueno, las personas no me agradan mucho en grandes cantidades y opté por salirme de la tienda y caminar media cuadra porque afortunadamente, la zapatería estaba a una manzana de mi lugar favorito en toda la ciudad, el museo más bonito de aquí♥.
Bueno ya, senté afuera del museo porque no tenía tiempo ni dinero para entrar, ya que solo iba a esperar a que aquellas mujeres terminaran su compra y me aposté a mirar a la gente que pasaba.
Pasaban y pasaban parejas y familias, amigos y amigas y gente que como yo, estaba en soledad.
Pude escuchar conversaciones poco gratas, porque unas ancianas se sentaron a mi lado a hacer cotilleo religioso, más tarde llegó una familia que no se decidía por entrar al museo y luego una puberta que dijo que el museo "solo era bonito por fuera".
Mientras observaba a las personas trataba de descubrir las problemáticas, el peso que cada uno cargaba en su alma, sin atinar nada o tal vez atinando todo.
Y haciendo eso, se me entumieron las piernas de tanto ver la vida pasar y me decidí a caminar.

Simple, pero fue mi vivencia del domingo, que me hizo pensar que muchas veces creemos que solo nosotros tenemos problemas y conflictos existenciales, sin saber lo que agobia a los demás.