—Siempre he tenido
tentación de que me lean las cartas ¿tú no?
—Neh, puros cuentos, pero ps ya andamos aquí, si quieres vamos a
preguntar cuánto cobran.
—
Va.
Entramos al mercado y un mosaico caleidoscópico
de esoterismo, religiosidad y amuletos contra toda clase de males se alzó
frente a nosotros.
“¡Pásele güerita, le leemos la mano, le echamos las suertes!”
“¡Limpias, marchantes, amarres, mal de ojo, le devolvemos lo que perdió,
pásele!”
—Güey, nunca había entrado a un
mercado.
—Jaja ni yo. Mira, vamos
a preguntar ahí.
Con la cautela propia de
quien se aproxima a lo desconocido, nos acercamos a preguntar “A cuánto la
leída”.
—Ps aquí no leemos, pero ahí en el otro corredor está una que la
cobra en $60 y bien echada. Ándale, llévalos.
Ya “picados” por la
curiosidad, seguimos a la muchacha que nos guió hasta un pequeño local repleto
de figuras de santos, de imágenes de la Muerte, amuletos, tierra de panteón,
piedra lumbre, ramas de pirul, loción de siete machos, de siete vírgenes, siete
pecados capitales, siete sacramentos y quién sabe qué otras sietedades.
—Pásele uno y luego el
otro.
—Vas
—Pero no traigo dinero.
—Te lo pago.
—Órale, ¿en serio?
—Sí, ándale.
—Está bien.
Me llevaron a una especie de privado detrás de todo el santoral y las
pócimas para todos los achaques de la humanidad.
El aroma místico del
incienso mareaba y las cucarachillas de cocina paseándose por las paredes le
daban un halo de todo menos mágico al lugar. La luz era tenue y el aire denso
debido al incienso. Imágenes religiosas por doquier y del techo pendían bolsas
con hierbas para remediarlo todo: embarazos, salaciones, males de ojo, amarres
y quién sabe qué tantas cosas más.
Una mesa y un hombre que
más bien parecía profesor de primaria pública jubilado se hallaba sentado
apretujado contra un muro falso y la mesita.
Me senté con todo mi
escepticismo y mi curiosidad esperando a alguna indicación. Me tendió en la
mano derecha un juego de baraja española e indicó:
—Barajéalo y con la mano
izquierda pártelo en tres.
Obedecí mientras el
ligero temblor de lo que se ignora me apretó los tobillos. Luego, extendió
sobre la mesa el mazo de cartas y comenzó:
—Cuida tus pertenencias
porque eres muy distraída, puede que en los próximos días pierdas algún objeto
más bien personal…
“De ser mi dinero, ya me hubiera
parado y me hubiera largado, qué estafa” pensé y decidí ir al grano.
—Alguien se fue.
Aventuré, como esperando
que el Profesor Místico adivinara en
quién estaba pensando.
—Sí, de tez blanca. Una
lástima, era muy buen partido.
Un nudo en la garganta.
Con firmeza pregunté:
—¿Por qué se fue?
Cerró los ojos detrás de
los cristales ahumados de sus gafas, como buscando ponerse en sintonía con el
Universo y respondió:
—Siempre hubo una mujer
detrás que no dejó que la relación prosperara. Su ex novia lo buscaba y se
veían mientras estaba contigo. Volvieron.
—¿Volvieron?
—Sí, volvieron.
La sangre se me heló.
Era cierto, yo sabía que habían vuelto, cosa que me hizo interesarme más por la
dichosa consulta.
—Pero tienes un
pretendiente ahí. Lo conociste en la escuela, de tez morena clara, buen partido
también. Tiene un poco de mala fama pero contigo tiene buenas intenciones.
¡PUM! Ahí estaba de nuevo. Mi ex compañero que me acababa de invitar al
cine y que me decía que le gustaba.
—¿Es sincero?
—Mucho, pero no te
ilusiones, tienes muy mala suerte en el amor, muy poca estabilidad y tus
parejas duran muy poco.
—¿A qué se debe?
—Mmm, eres muy negativa
pero en unos cinco años vendrá tu estabilidad emocional. Sí, tendrás a muchos
pero todos serán de paso.
Siguió adivinando cosas
de mi familia con una precisión que daba escalofríos y yo, tratando de
confundirlo hice una pregunta aleatoria respecto al primer vaticinio.
—¿Va a volver?
—Ha tratado de
comunicarse contigo. No te quiere perder y trata de que sean amigos.
Probablemente no lo permitas, porque eres muy inflexible con todos, aparte eres
fuerte, muy fuerte, las experiencias te han curtido el carácter que ya de por sí era firme.
A éstas alturas de la
consulta ya no sabía si creer o qué, lo que sí sabía era que él sabía mucho,
mucho.
—¿Qué más?
—Éxito, mucho éxito
siempre y triunfos en todo lo que te propones. Se te cerró una puerta pero lo
que viene es mil veces mejor. Pero sí, hija, en el amor nomás no. Ya te digo,
el que tienes ahí es bueno.
Cuestiones de economía familiar, de salud y de mi ámbito profesional me
eran develadas, cosas que yo sabía, cosas que me esperaba y que el médium no
tenía por qué saber.
—¿Algo más?
Se me vino a la mente mi
tío y su hipocondría y se me ocurrió preguntar
—¿Se va a curar?
—Es mental, todo fue a
raíz de un susto. Es pura paranoia pero no te preocupes, no es grave y sí, sí
se le va a quitar todo.
Me sonrío por lo que
atiné que la sesión había finalizado, me dispuse a caminar hacia la puerta y la
voz a mi espalda me despidió
—Ten mucho cuidado,
hazle caso y sobre todo que Dios te bendiga, aunque tú no creas en él.
Que hermoso, tu forma de escribir me encanta. Es mistico todo eso, y muchas veces es creer o rebentar, pero otras es mejor nunca saberlas:)
ResponderEliminarEscribes muy bien, tienes la capacidad de llevar imaginariamente al lugar de los hechos a tus lectores y la historia me gustó mucho, la verdad yo no creo mucho en esas cosas, pero también tuve una experiencia similar muy fuerte que me dejó como intriga!
ResponderEliminarBueno, saludos besos ♥
♥
ResponderEliminarAndale! Mira tu todo esto :) deeberias creerle? si, creelo no era para ti y punto.
No se si es real (el relato) o no, pero yo decido que si y me ha gustado porque esta tan lleno de magia que da gusto leerlo y al final me has dejado con un buen sabor de boca, maravilloso
Beso preciosa carrusel